miércoles, 28 de septiembre de 2011

Proyecto Eva - 03 - Expansión



Eran las 3 de la mañana y Paul dormía plácidamente en su cama junto a su familia en la ciudad de Amsterdam.

Un ruido ensordecedor y gritos lo despertaron sobresaltado. Cuando se estaba reincorporando de la cama, entraron varios hombres vestidos con ropa de asalto y le ordenaron que se echaran al suelo.

Los niños no dejaban de llorar y su mujer gritaba que no habían hecho nada, pero aquellos hombres hicieron caso omiso a las súplicas de Maria.

Antes de que supiera que estaba ocurriendo, lo esposaron y lo sacaron en volandas de su casa,  introduciéndolo en el interior de un vehículo que le estaba esperando en la calle.

Había una multitud de vecinos que se habían despertado por el ruido, y miraban en silencio desde la ventana como varios coches de la policía y el servicio secreto se lo llevaban de allí a toda prisa. Nadie le explicó que pasaba.

Las sirenas rugían ensordecedoras y él veía como la ciudad pasaba a toda velocidad por la ventanilla de aquel vehículo, un hombre tapado hasta los ojos con ropa militar lo encañonaba con un fusil de asalto.

Cuando llegaron al complejo militar, lo escoltaron hasta una habitación acristalada, donde le esposaron a una silla y lo dejaron allí solo.

Pasaron 2 horas al menos hasta que alguien entró por la puerta, eran 2 hombres vestidos con traje y 1 policía que se quedó en la puerta vigilando.

- Hola Paul. -le dijo uno de los hombres trajeados.
- Por qué me han traído aquí ?, yo no he hecho nada -dijo Paul con la cara descompuesta.
- Bueno, eso no es lo que tengo entendido, te gusta introducirte en los ordenadores ajenos verdad ?
- Esto... yo, no sé de que me está hablando. -Paul no comprendía a que se refería aquel tipo que le hablaba con prepotencia y frivolidad.
- Pensabas que podías introducirte en ordenadores militares y que nadie se enteraría ? -dijo el segundo hombre que hasta entonces había guardado silencio. 

Paul estaba asustándose de veras, le estaban acusando de haberse introducido en ordenadores militares y sus conocimientos de informática se reducían a navegar con el internet explorer, y como mucho abrir los numerosos emails de publicidad que recibía cada día.

- Mire, yo no sé meterme en ordenadores ni nada por el estilo. Yo soy dependiente en una tienda de alimentación y no se nada de ordenadores. -Paul no sabía como hacerles entender su desesperación.
- Verás, tenemos dos maneras de hacer las cosas, o colaboras con nosotros o te vamos a poner en manos del departamento de delitos informáticos y te acusarán de intromisión en ordenadores del ministerio de defensa. -Paul se estaba meando literalmente en los pantalones, no sabía como aquello le había ocurrido precisamente a él.
- Le juro por mis hijos que no sé de que me está hablando. -Paul empezó a llorar desconsoladamente.

De repente la puerta se abrió y entró un hombre vestido con uniforme militar, por como se cuadraron todos, y las medallas que llevaba, parecía que no era un simple soldado.

- Señor !! -le dijo uno de los hombres trajeados mientras le saludaba.
- Por qué cojones me han despertado a las 3 de la mañana ? -dijo el hombre uniformado.
- Señor, será mejor que tratemos este tema fuera. -dijo uno de los hombres trajeados, invitándole a salir de la habitación.

Salieron los 2 hombres trajeados y el militar, dejando allí al policía vigilándole. 
Paul estaba muerto de miedo, mojado de cintura para abajo, y todavía no sabía que tipo de huracán había sacudido su vida de aquella manera.

Lo que Paul tampoco sabía, es que aquella misma noche 157 personas al igual que él habían sufrido la misma suerte a lo largo de varios países del mundo.

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Alberto terminó su café y se dispuso a encender su ordenador, llevaba varios días intentando ponerse en contacto con diferentes grupos de hackers que conocía de sus tiempos de universitario, aunque no había tenido demasiada suerte hasta ahora.

Allí entre su correo, había uno de especial interés, era de un antiguo compañero de colegio al que se le daban bastante bien los ordenadores:

Victor siempre se las había ingeniado para burlar los sistemas de protección de la escuela y le había sacado mas de una vez las respuestas de los exámenes.

Alberto se alegró mucho del email de Victor y llamó al móvil que incluía en aquel correo electrónico:

- Si ? -respondió una voz al otro lado del auricular.
- Que pasa tío?, como te va la vida ? -le contestó Alberto animado.
- Bueno, ya me conoces golfeando a diestro y siniestro, y metiéndome en líos... como siempre !! ajjajajaja -Victor no había perdido el humor que le caracterizaba en su juventud.
- Joder, no cambiarás nunca!! ajjaaj, te has casado o qué ? -dijo Alberto entre risas.
- Tu a quién has llamado?, no te habrás equivocado de teléfono? -Victor era incapaz de hablar en serio.
- Jajajaja, no has cambiado en todos estos años, eres la leche. Oye necesito hablar contigo de un tema serio, cuándo podríamos vernos ? -dijo Alberto intentando llevar la conversación a un terreno que le interesaba.
- Joder Alberto, has dejado preñada a la hija de un Jeque Arabe?, ajjaja. -Victor siempre convertía cualquier tema serio, en un club de la comedia.
- Va, en serio tío. Necesito hablar contigo y si es posible me gustaría que fuera hoy mismo. -dijo Alberto en un tono  que no admitía dobles interpretaciones.
- Albertito, con los años estás perdiendo el humor, venga dime donde quieres que quedemos. -por fin parecía que Victor se estaba tomando en serio a Alberto.

Aquella tarde quedaron en un café del centro de Madrid, y Alberto le puso al día de todo lo acontecido. Victor entre broma y broma, fue comprendiendo la gravedad del asunto.
Después de que Alberto terminara su relato, Victor le dijo:
- Vamos a pagar y damos un paseo. -Alberto se extrañó con el tono que le habló Victor.

Cuando estuvieron paseando un par de minutos sin decir nada, Victor empezó a hablar:

- Es de vital importancia que lo que te voy a contar no salga de entre tú y yo. -dijo Victor con una seriedad que Alberto jamás había visto en él.
- Si, claro, puedes confiar en mi. -le dijo Alberto algo consternado.
- Verás, los tiempos en los que hackeaba ordenadores por pura diversión, acabaron hace muchos años. Después de un par de incidentes con delitos informáticos, me dieron la opción de trabajar para ellos o cumplir unos meses en la trena, o sea que como entenderás mi decisión estaba bastante clara. -Alberto no salía de su asombro, Victor trabajando con la policía?
- La verdad es que si llego a saber los medios que iban a poner a mi alcance, me hubiera interesado en ingresar en sus filas mucho antes. -dijo Victor con una sonrisa.
- Al principio me destinaron a cazar pederastas y gentecilla sin importancia, pero hace un par de años me hice un sitio entre los grandes, y me dieron mas responsabilidades. -Alberto estaba impresionado, aunque no le extrañaba que con la capacidad que conocía de Victor, hubiera llegado tan alto.
- El caso es que llevamos unas semanas persiguiendo hackers inexistentes por todo el mundo, la Interpol va loca y lo único que conseguimos es detener a gente que no sabe ni abrir el WORD y sin embargo se han introducido en ordenadores militares desde sus máquinas. -Alberto empezaba a sospechar lo que estaba ocurriendo.
- Tiene algo que ver con mi sistema ? -dijo Alberto con una mezcla de esperanza y miedo.
- Alberto, chato, por qué crees que estoy hablando contigo ? -dijo Victor con una sonrisa.
- Vaya tela, no sabía que la cosa se hubiera desmadrado tanto. -Alberto estaba empezando a multiplicar su preocupación, con la información que le estaba llegando.
- Creo que te interesará saber que hemos localizado a tu sistema "Eva" funcionando en grupo de máquinas de un sistema virtual, en una Universidad de Grecia. -dijo Victor observando atentamente los ojos de Alberto.
- QUE??, joder, y que , y ... - Alberto estaba intentando hacer varias preguntas a la vez, y no le salían las palabras.
- Antes de que me digas nada, te diré que no hemos podido averiguar nada, quiere hablar directamente contigo.







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