miércoles, 1 de diciembre de 2010

Fantasmas y apariciones...

Nunca creí en los fantasmas…
Pero desde que decidiste alejarte de mi vida he cambiado de opinión…
Por mas que lo intento sigues manifestándote en todos mis sueños…
Lo más preocupante es que desde hace unos días, además  te me apareces en mis acciones cotidianas… mire donde mire, haga lo que haga allí estás, emergiendo de la nada, sin permiso… como por arte de magia…

lunes, 29 de noviembre de 2010



Hacía días que el tiempo se había parado… ¿dónde estás?
Su bombeo coronario funcionaba por inercia… él se había ido… la sola idea de pensarlo le aprisionaba el alma… no hay esperanza, pero consiguió ganar tiempo y seguir un poco para resolver sus asuntos…
Aquella mañana de domingo era especial… la conciencia, el alma…todo en su sitio y la placidez que otorga la certeza de haber hecho cuanto estaba en su mano…
Entonces le vio…frente a ella, mirándola… había un matiz diferente en su rostro… simultáneamente algo golpeó su corazón… no fue una punzada, se oyó perfectamente el chasquido…nítido, rotundo… como la rama del árbol que se parte…, cayeron los  trozos al suelo frio…
Ella le miró inmóvil… en un delirio… y se precipitó a intentar juntar los pedazos… pero la rotura no era limpia, las esquirlas impidieron la unión…
Hoy no existe el dolor… solo los pedazos amontonados en una caja…bajo el suelo…
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jueves, 25 de noviembre de 2010

Lluvia


Es de noche, ella camina entre sombras…Llueve sin cesar.
No sabe dónde ir, donde parar, dónde dejar de mojarse. Camina por un callejón oscuro, está mareada, tambalea de una pared a otra, de un contenedor a otro, entre cajas…Sabe que algo no ha salido bien, cree que algo ha hecho mal y quiere escapar.
Hace dos horas que la abandonaron, ¿por alguien mejor?...por alguien.
Desesperada corre llorando y en sus mejillas se mezcla dulce y salado. De pronto para, puede parar, algo le dice que no siga y mira hacia arriba. Cierra los ojos, piensa, recapacita, sonríe y grita…No merecía la pena.
Le gusta la lluvia, le gusta mojarse.

Desarrollo sostenible..


Los habitantes de Tuvalu están preocupados… su islita se la come el mar… es un hecho, no hay más que hacer… en 30 años máximo tienen que emigrar…

El calentamiento global es algo imparable… o lo podemos parar?

El curso sobre desarrollo sostenible me ha hecho entender que hay demasiados bulos y sobre todo intereses económicos con todo esto de la ecología y la sostenibilidad medioambiental.

A poco que bucees por la red encontrarás mil teorías sobre el calentamiento global, el efecto del CO 2,la futura glaciación y mil historietas mas.
Los científicos se estrujan sus cerebritos…

Está muy de moda ser "verdes" y que lo pregones, queda estupendo en cualquier reunión con amigos… además alardeamos de tener en nuestra cocina todo un escaparate de cubos de colores donde separar nuestros desperdicios y basuras varias, pero… alguien se para a pensar en la ecología cuando se compra el nuevo Ipodphone 4 y tira el viejo ipod nano?

Seguro que su estupendo color verde palideceria si pensara un poco mas en los tuvaluenses...Por eso yo no tengo 7 cubos de colores….

martes, 23 de noviembre de 2010

La voz.



Todavía recuerdas el día que la oíste por primera vez. Era como un susurro, grave, claro, conciso, esa voz en tu cabeza te sugería cosas que te negabas a querer comprender.


No vacilaba ni escuchaba tus excusas, simplemente te ordenaba, y algo te impulsaba a obedecer.


Aquella mañana hacía frío y no fuiste a trabajar. Estabas en la esquina de aquella calle, sin comprender el motivo exactamente, el cuchillo en tu bolsillo amenazaba con herirte si no te andabas con cuidado.


Cuando lo viste pasar, lo seguiste con discreción, a un ritmo que no te hiciera parecer sospechoso. El corazón bombeaba sangre a un ritmo frenético y sentías un calor que nada tenía que ver con la temperatura exterior.


Su paso era firme y rápido, te costaba seguirle. Dobló una esquina y casi lo pierdes en la multitud, ¿ por qué estabas haciendo todo aquello ?


Él miraba los escaparate con prisa, mientras, no variaba el paso, no sospechaba lo que se le avecinaba. Al llegar a aquel callejón viste que era tu oportunidad, la voz en tu interior te dictaba las ordenes con precisión, no había lugar para las dudas en este instante.


Aprovechando la soledad de aquel lugar, la voz te gritó -Corre, ahora !! -y echaste a correr con el cuchillo en la mano y una mirada perdida, ¿ donde estaba tu voluntad ?


Él oyó los pasos y se giró, pero ya era tarde, la muerte se le acercó por la espalda y le trazó una sonrisa en el cuello, la sangre comenzó a fluir. Su mirada se clavó en tus ojos, la incomprensión se dibujó en su rostro y la sangre brotaba mientras caía de rodillas.


Aquella fue la última vez que la oíste, te abandonó tal y como vino un día, de repente.


La soledad te fue impuesta, y los años que pasaste en cautiverio no encontraron sentido a tus actos. Mil veces intentaste recordar aquellos susurros, aquella voz rota que nacía de tu interior, para convertirte en un asesino.


Nunca supiste que aquel al que mataste estaba destinado a terminar con la vida de muchos miles.

Nunca supiste que sin saberlo libraste a mucha gente de un dolor de por vida.

Nunca supiste, quien guió tus pasos.


viernes, 19 de noviembre de 2010

Reintento


Sudor frío. Adrenalina. Sangre. Velocidad. Saliva... El corazón bombea a toda máquina. Mi cuerpo se mueve mecánicamente. Estoy corriendo rápido,... muy muy rápido. Avanzo por un camino oscuro que atraviesa un bosque. Los árboles pasan por el rabillo de ojo como fotogramas. No veo el final del sendero por lo que decido acelerar un poco más.

Oigo un aullido no muy lejano. Algo agresivo parece amenazar desde alguna posición cercana. Decido parar y preparame para lo que venga. Mi cuerpo adopta una postura adelantada de ataque pero preparado para la defensa. Observo a mí alrededor sin mover la cabeza. Tengo cubierto un ángulo de 180 grados. Todo parece en calma aunque sospecho que durará poco.

Un bufido rechina a mi espalda. El bicho parece que está muy cerca. Demasiado cerca. He de ser cauto, un mal gesto puede ser fatal. En el tiempo de un espasmo cruzo mis brazos en cruz buscando mi cintura con las manos. Desenfundo dos cuchillos largos de perfil bastante peligroso.

No sé cómo puñetas hago para girar y saltar al mismo tiempo. El caso es que me sale bien. Avanzo amenazador trazando zetas azules en el aire con los filos de las cuchillas. El monstruo asoma súbitamente y desenfunda sus garras hacia mí. Hago un amago sin pensar, soy la ostia de rápido una vez más,... a la par inyecto uno de los gemelos de metal en el costado de la bestia. Como suele decirse... como mantequilla, aunque me encuentro con la resistencia de músculos.

El grito de dolor atraviesa la noche. Parece que he alcanzado algún punto vital. Tenso mi brazo y tiro hacia atrás con un golpe seco. Arranco el cuchillo del cuerpo del animal. Sangre. Un enorme chorro de sangre aparece en el aire persiguiendo la trayectoria de mi puño. Creo que le he atestado un golpe mortal. La bestia cae. Parece que no ha sido tan difícil.

Una garra descontrolada surge súbitamente. Su sombra me cubre el rostro en un instante. Impacto. Calor en la cara. Un dolor agudo recorre mi cuerpo. Algo no va bien. Hay algo que no funciona. Me siento extraño. Me doy cuenta de que estoy cayendo. Todo gira a mí alrededor. Doy con la frente en el suelo con un ruido sordo, como de fruta madura caída de un árbol. Me como el polvo de camino. Me siento cansado...

Antes de cerrar los ojos tengo tiempo de ver caer mi cuerpo. Está frente a mí, a unos dos metros. El monstruo está caído a su lado. Hay un enorme charco de sangre. Mis párpados pesan... no puedo más... creo que... mi espíritu... yo... quizás...

...una melodía abraza a la noche. Una luz que desciende del cielo envuelve los cuerpos desplomados en el camino. Éstos se tornan traslucidos mientras se hunden en la tierra. Se desvanecen lentamente hasta desaparecer... la música cesa... silencio... oscuridad...

Pronto resucitaré. Será algo sencillo. Entonces abandonaré el cementerio y recorreré de nuevo el camino buscando venganza... esta vez no me dejaré sorprender... a la tercera va la vencida, dicen.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Escombros.


En aquel pequeño parque era difícil no tropezarse.
La lectura empezó a ser incomprensible, cuando sus mentes prestaban más atención a sus movimientos…
El parque empezó a tener otros colores, no había momento ni tiempo, la lectura quedó en un segundo plano y dejó paso a largas conversaciones…
Día tras día cedieron sitio a un millón de mariposas que empezaron a anidar sus cuerpos.
El viento les trajo un suave olor a tierra mojada… y una nube gris que no olvidará jamás invadió su espacio… entre lágrimas él confesó su próxima boda…
Como surgida de la nada… una gigantesca bola de demolición rozó sus cabezas… esperó el milagro.
El dijo si, y dejó tras él un montón de escombros.


martes, 16 de noviembre de 2010

El músico.


Paseaba por la calle absorto en mis pensamientos, cuando la música que emanaba de un callejón contiguo atrajo mi atención.

Un violinista improvisado, tocaba una pieza que no pude reconocer, sin embargo envolvió mi cuerpo como si de una capa de sonido se tratara. La música penetraba en mis oídos, resonando en mi cabeza, doblando mi consciencia. Pude ver como me elevaba por encima de mi cuerpo, dejando aquel callejón y la ciudad que lo rodeaba, abajo en la lejanía.

Imbuido con mi nuevo poder, decidí ponerme en marcha y volar por encima de la ciudad. El aire fluía alrededor de mi cuerpo y la velocidad comenzó a causarme vértigo.

Decidí visitar sitios jamás soñados y pasé horas curioseando por los rincones mas secretos con la nueva perspectiva que mi nueva condición me proporcionaba.

Después de vagar durante horas, decidí visitar el lugar donde nací, y sobrevolé por encima de mi antiguo barrio, deslumbrado por las luces de las farolas. Me introduje por una ventana abierta en la casa de mis padres, y recorrí la casa en busca del salón.

Allí bajo mis ojos, pude contemplar con estupor como mi padre yacía en el suelo con una mano en el pecho y la cara desencajada. Parecía que un infarto había acabado con precisión, con una vida dedicada al bienestar de los suyos.
Intenté tocarle pero fue en vano, mi cuerpo retrocedió el camino viajado, a una velocidad que me hizo perder la consciencia.

De repente allí estaba otra vez en el callejón, tirado en el suelo boca arriba intentando incorporarme, en el centro de un grupo de gente que se afanaba por ayudarme. Consternado, intenté llamar por el móvil a mi padre para averiguar si aquella pesadilla había sido real, pero después de esperar varios tonos, desistí.

Cogí un taxi y me dirigí a casa de mis padres con toda la prisa que pude comprar por un puñado de dinero. No tenía llaves y decidí llamar al timbre hasta que al final mi padre sobresaltado me abrió la puerta preguntándome que cual era la urgencia.

Pude respirar tranquilo y estuvimos un buen rato tomándonos café, riéndonos de aquel episodio absurdo que acababa de ocurrir. No tardé mucho en olvidar lo sucedido, los días pasaron con tranquilidad y rapidez.

Al cabo de unos días, recibí la llamada desesperanzada de mi madre.

Paseando...


El último paseo por la playa fue estupendo…

Fotos, cristales… Viento… pañuelo agitado… medusa muerta. Enfoca y dispara. Mas viento… arena en la cara.

Olor a sal, mar intranquilo… piedritas de colores… cristales erosionados. Risas, miradas cómplices… sigue buscando...

El último paseo por la playa fue estupendo….

Me guardé el momento... lo veo a través de los cristalitos de colores, esos redondos que pegué con silicona en el vaso de danone y que se iluminan con una velita.
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lunes, 15 de noviembre de 2010

Valor


Sonaba de fondo Gary Jules con "Mad world", y tus recuerdos se iban agolpando en tu mente uno detrás de otro.


La mano que usaste para ponerle el anillo en el día mas feliz de su vida, terminó convirtiéndose en arma mil veces blandida contra la que juraste amar por siempre.


Aquellos ojos que brillaban en aquel pasado feliz, se tornaron acuosos y tristes en múltiples ocasiones, mientras tu euforia etílica machacaba sin piedad el cuerpo que una vez amaste.


Como pasó, fue algo que ya no recuerdas. En qué momento dejaste de ser humano para convertirte en su pesadilla, son pensamientos olvidados en algún rincón de tu mente.


No comprendes de donde sacó el valor, ahora tampoco importa, mientras tu vida se escapa por los bordes de un cuchillo en tu pecho, te alegras porque ahora por fin será feliz.


jueves, 11 de noviembre de 2010

Se buscan Julietas.



Como ha cambiado el cuento… la dulce Julieta, tierna, sensible… dulce hasta el empalago y fiel a sus sentimientos ha muerto por amor.
En nuestros tiempos el pobre romeo en un ataque de optimismo, tan espontáneo como innecesario se cree el conquistador en medio de su cruzada, vencedor porque la llevó al huerto.
La mañana siguiente lo más que conseguirá tras el retoque de maquillaje y la compostura en la vestimenta será un café con croissant.

Pocket Brain 1.0 - 1/2



Init

Me dirigí al Expendedor, como venía haciendo los últimos meses. Es un local lúgubre situado en la zona Sur de la Celda. Allí se puede encontrar cualquier revista en formato descargable. Para todas las edades y de todos los géneros. El local tiene un tamaño de dos cubículos de los que se usan en los centros hospitalarios; boxes, creo que los llaman. Da igual, el caso es que me encuentro aquí adquiriendo el último número de mi revista predilecta.

Amazing Technologies es una publicación de tiraje medio, que se distribuye por casi toda la Celda. Descargo mi conectador y pago los 20 créditos. La tecnología es fantástica; en una sola jugada me han descontado el dinero de mi cuenta y al mismo tiempo me han cargado el módulo. Es un precio caro, pero aún puede ser más elevado si el soporte es papel impreso.

Empiezo a recorrer el contenido del ejemplar. Las páginas se desplazan por la pantalla del conectador. La versión on-line de Amazing Technologies se actualiza diariamente, pero el modo precarga no está nada mal, así que repaso las últimas noticias. Un tal Petrus habla del último dispositivo de comunicación personal. Examino el enlace y veo que el producto me interesa.



Trace

Las instalaciones de Pocket Brain están situadas fuera de la Celda, lejos de mi oficina. Para llegar allí necesito utilizar el tren subterráneo y luego, una vez en el Borde Exterior, coger un taxi. No hay problema, antes de salir recargaré la batería del conectador y en diez minutos podré largarme. Mientras, me enciendo un cigarrillo. Aprovecho mientras fumo para asomarme a la ventana. Como de costumbre, un día gris. Creo que acabará lloviendo, no me extrañaría nada.

Estoy en el cajero; hace falta pasta para moverse por la Celda. Hay un tipo delante que no acaba de aclararse con el teclado. Parece que tiene un problema con su detector táctil, claro que también puede ser que haya rebasado su límite de créditos y esté haciéndose el loco. No importa, esperaré a que termine. Empiezan a caer cuatro gotas. Ya lo decía yo, de ésta no nos libramos.

Bueno, ya tengo el conectador cargado y los créditos a punto, de forma que empiezo a bajar los escalones hacia la estación del tren. Paso por el Punto de Control; me cargan 1.2 créditos a mi cuenta. El conectador ha soltado un breve zumbido, las puertas se abren y obtengo acceso libre. El andén está a rebosar, y es que es la hora de comida. Todo el mundo abandona su puesto de trabajo. En esta Celda, los horarios son muy estrictos, pero he oído que en otras se permite comida en cualquier momento.

Subo a un vagón donde hay mucha gente. Tipos con auriculares y música estridente, ejecutivos con diarios electrónicos, mujeres de edad media de todo tipo, jóvenes estudiantes... No puedo sentarme, por lo que me apoyo en una barra y me entretengo con mi conectador mientras se suceden las estaciones. He de recorrer diecisiete, por lo que cada vez me acomodo más. Mientras, ordeno la agenda donde se acumulan nombres de personas ya olvidadas.

Salgo a la calle. Estoy en la estación Norte-Este, cerca del Borde Exterior. Localizo la estación de taxis sin dificultad, ya que un enorme neón amarillo sobre un tablón negro así lo anuncia. Me acerco tranquilamente, saco un cigarrillo y me dirijo a un tipo que está repantingado en un coche. Le indico mi destino y nos ponemos en marcha. "Tardaremos menos de diez minutos señor, pero no será barato, la tarifa en el Borde Exterior es más cara...", comenta el chofer en tono socarrón. Me quedo alucinado por el comentario y decido ignorarlo.



Break

El conectador suena, es una llamada que ahora no me apetece, pero debo contestar. Subo el volumen.

-¿Dónde estás? -oigo una voz femenina que reconozco, pero por suerte tengo el video jodido.
-Ya casi estoy llegando, no te preocupes.
-¿Que no me preocupe? Es hora de comida, ¿recuerdas?
-Lo sé... estaré ahí pronto.
-Más te vale o nos caerá otra Sanción. ¡Y ya llevamos dos!
-Tranquila, he tenido un problema con el conectador... -miento descaradamente.
-¿Cómo?.... ¿un problema? -su voz suena entrecortada- ¿Qué clase de problema?
-No pasa nada, ya está arreglado.
-¿Arreglado dices? ¿Qué ha pasado? -ella insiste.
-Olvídalo, un fallo del sistema. Se desconectó a media mañana.
-Mira, no sé que pretendes, pero creo que deberíamos hablar.
-Luego nos vemos... ahora no puedo. -Balbuceo, y ella se da cuenta.
-¿Dónde estás?
-Viniendo, ya te lo he dicho.
-No tardes, o no llegarás a tiempo.
-Siiiii, no hay ningún problema.
-¿De acuerdo?
-Si, bueno.... mmmm, hasta ahora. -Empiezo a mosquearme con su tono.
-¡Espera! No cuelgues.
-Diiiiime.
-Procura darte prisa o no podrás ver al niño, recuerda que hoy sale hacia el Borde Exterior.
-De acuerdo.
-¡Oye! Me tienes preocupada.
-Nena, yo....
-¿Si?
-Nada, en seguida me reúno con vosotros...

De forma súbita corto la comunicación y el display parpadea. La llamada ha sido rastreada, y lo más seguro es que ella sepa mi verdadera posición en la Celda. Reviso mis citas en el conectador; la excursión de mi hijo ya estaba anotada.



Login

Por fin llegamos; hemos hecho el recorrido al ritmo de una emisora de noticias. Me encuentro en Colina Verde, un sector de carácter comercial. Cientos de locales se amontonan en otras tantas calles, en una disposición cuadriculada, todas ordenadas por especialidades. Le paso el conectador al taxista, pero parece que su lector se niega a reconocer mi código. Se pone nervioso y al final tengo que pagarle con una T.C.O. (Transferencia de Crédito Oficial). Ya verás cuando me lleguen los intereses. Le agradezco el trato con un portazo y me alejo mientras el hombre se queda gritando dentro del vehículo.

He tenido que preguntarle a un tipo con bigote y cara de cabreo, dónde está la dirección. Sólo estoy a dos cuadras. Me voy acercando tranquilamente mientras miro escaparates. Estoy en la Avenida de la Medicina, por lo que las tiendas muestran dispositivos híbridos de toda clase. Todo un mercado cyborg para cualquier Frankenstein de poca monta. Paseo por las calles hasta que encuentro lo que busco.

Llamo al timbre y el pequeño monitor empotrado en la pared se ilumina. Una cara amable solicita mi acceso y enchufo el conectador al terminal. La puerta se abre y accedo a un vestíbulo enorme, de forma circular. Unas columnas gigantescas, son el nexo entre el suelo y el techo del la sala. Cuento hasta doce enormes moles que la rodean. El suelo, de mármol gris claro reluciente, parece recién encerado. Una señorita sonriente con uniforme se me acerca.


Reboot

Mis ojos empiezan a acostumbrarse a la iluminación del cubículo. Las sombras retroceden y el velo de la oscuridad que cubre mis pupilas se desvanece. Poco a poco voy tomando consciencia de mi situación. Estoy tumbado en una camilla, la habitación no es muy grande y en un rincón hay una silla con mi ropa.

Giro la cabeza mientras levanto el brazo izquierdo en busca de mi conectador, pero descubro que ya no lo llevo. Empiezo a ponerme nervioso. ¿Qué hora será? ¿Cuánto tiempo ha pasado? Me incorporo y descubro un folleto a mis pies. Lo recojo y lo examino fascinado. Es de papel no sintético, de auténtica celulosa natural. Hacía mucho que no veía algo similar y empiezo a leerlo.

En letras doradas figura un grabado: "Pocket Brain, la solución del futuro, ahora". En la portada aparece una mujer sonriente, con un vestido largo de gasa, tumbada en una hamaca frente al mar. Tiene los brazos extendidos hacia adelante, en una postura que a cualquiera le podría parecer que está abrazando un amante invisible.

Miro la fotografía con detalle y descubro que no es más que un montaje barato; la mujer es de verdad, pero la imagen del océano está extraída de alguna colección de la Red. Me fijo en sus ojos ya que sus pupilas me parecen muy dilatadas.

-¿Cómo she encuentra messhie? -Una voz áspera me espeta a mi espalda. No me he dado cuenta de que un tipo ha entrado.- ¿She shiente mareado messhie?
-No... bueno... digamos que... -Me doy la vuelta lentamente mientras respondo. -Si... no... desorientado.
-Tranquiliceshe, en pocosh minutosh she acoshtumbrará, esh normal.
-¿Cuanto rato llevo aquí?
-Ah, puesh como unosh quince minutosh. Messhie, tenga en cuenta todo el procesho de pre-inshtalación.

Me quedo mirando fijamente al hombre, con semblante pasmado. Es un personaje alto, bien vestido. El traje denota elegancia y poder, pues parece de seda natural. Su piel es morena, con el pelo rizado y la tez oscura. Levanto la vista y mis ojos se clavan en los de él. Definitivamente no me gusta su aspecto y su forma de hablar arrastrando las eses me pone aún más nervioso.

-¿Puedo irme? -Pregunto muy rápidamente, pues tengo ganas de salir de aquí.
-Neceshitaríamos que firmara un pequeño impresho y formalizara el pago del implante. Por shupueshto messhie, puede llevarshe el folleto que tiene en shu mano, esh shuyo. Pero por favor, vishtashe primero. -Levanta el brazo y me indica la esquina donde está la silla con mi ropa.
-De acuerdo. -No aguanto ni un minuto más el seseo de este tío, y aún menos sus "messies".
-Le eshperamos fuera. -La puerta se cierra a sus espaldas.

Pocket Brain 1.0 - 2/2



Chat

La azafata del vestíbulo está hablando con el hombre moreno. Interrumpen su conversación cuando me acerco a ellos. El tipo del traje me sonríe.
-Messhie, la sheñorita le atenderá en lo que precishe. -Su dentadura es cada vez más grande.- No dude en ponershe en contacto con noshotrosh shi tiene algún problema.
Desaparece sigilosamente tras una columna. Por fin, no creo que hubiera soportado ni un minuto más su compañía.
-Señor, disculpe. -Me doy la vuelta y repaso a la muchacha de pies a cabeza con descaro.
-¿Si?.
-Tenga, esto es suyo.- En su mano sostiene una bolsa de plástico transparente con el logotipo impreso en letras doradas de Pocket Brain. En su interior se adivina mi viejo conectador.- No se preocupe por nada. El implante ha funcionado a la perfección. Los datos han sido transferidos con éxito.
-Esto... puedo preguntar... ¿Cual es procedimiento? -Esta tía me ha hecho subir los colores.- ¿Como lo hacen?
-Lea el folleto que tiene en su mano señor, explica todas las preguntas que tiene en su mente.
-Mmmm... lo haré.
-Si es tan amable. -Extiende su brazo y cojo la bolsa. El conectador pesa, no me acordaba del alivio de no llevarlo. En su otra mano me ofrece una pluma y una cuartilla.- Firme aquí. Es una formalidad, tan sólo el impreso A-113.
-¿Cómo dice?
-Si es tan amable, firme el documento. -Me agarra del codo y me lleva con pasos cortos hacia la parte trasera de una columna.- Señor, es básicamente una Exclusión de Responsabilidad.
Me apoyo en un saliente y estampo.


Data

Ojeo el folleto que me han dado. Son las instrucciones de uso de Pocket Brain v1.0. El dispositivo es lo último en interfaces para computadora. Su funcionamiento teórico es muy simple, ya que emplea el cerebro como conectador. Se trata de una pequeña CPU insertada en una cápsula de 20 milímetros de longitud y 5 de diámetro que se implanta en el cráneo. Unos sensores a sus extremos son los encargados de enviar y recibir las órdenes que gestionan mi mente.

Pero el aparatito va más allá; su capacidad es alucinante. Sus conectores le permiten manipular lo que mi ojos observan, llegando a "superponer" caracteres e imágenes en mi retina. Y lo mismo sucede con el sistema auditivo, Pocket Brain transmite los sonidos directamente a mis oídos.

Antes de poder ser utilizado, es necesario realizar una copia de los datos de un conectador. Luego se realiza una pequeña incisión en la parte posterior de la cabeza. Se inyecta la cápsula y se activa. El sistema necesita 27 minutos para arrancar, pero una vez en marcha no necesita mantenimiento. La alimentación se realiza mediante los impulsos eléctricos del cerebro.

La memoria es otra gran ventaja que no tiene comparación con ningún dispositivo existente hasta la fecha. Utiliza lógicamente, toda la disponible por el portador. Para la introducción de datos se emplea un teclado virtual que se sobreimpresiona frente al usuario y a la altura del pecho. Se puede elegir el color y el tipo de fuente a emplear.

Existen zonas en la Celda, que están dotadas de antenas de comunicación Wireless. Capaces de transmitir a velocidades de vértigo, dotan al usuario de un implante de la posibilidad de conexión a la Red. Por supuesto, el coste de uso está incluido en el precio de la cápsula, unos 479.99 créditos.

Observo al final del folleto una advertencia en letra negrita: "No consuma ningún tipo de droga mientras utiliza este dispositivo. No está recomendado el uso de fármacos ni bebidas alcohólicas. No fume. Evite en lo posible permanecer mucho tiempo bajo temperaturas extremas. El consumo de cualquier producto antes mencionado, podría dañar el funcionamiento del sistema y dar lugar a la invalidación de la garantía".


Out

Me despido de la azafata con un seco adiós y abro la puerta de la calle. En el exterior, una fina lluvia moja el asfalto. Piso la acera y comienzo a caminar lentamente, pues todavía me encuentro un poco aturdido. Las gotas salpican mi cabeza; resbalan por la frente y su sabor ácido me llega hasta el filo de los labios. Deambulo sin rumbo fijo por las calles, hasta que encuentro un parque.

Decido que ya es hora de probar el invento; busco un banco donde poder sentarme. Veo uno entre unos árboles, debajo de una marquesina de acero y cristal. Me acerco y dejo caer mi cuerpo. Levanto los brazos, dejando mis manos a la altura de la cintura. Me concentro en desplegar el teclado virtual.

Con un débil zumbido, aparece una imagen traslúcida. Puedo ver el paisaje urbano, pero también un marco en alta resolución de color cian. "Veamos qué es lo que puede hacer esto", pienso mientras voy leyendo los diferentes botones. La disposición de la información es muy clara; me sorprende la calidad de las letras. Hay un rótulo parpadeando en la parte inferior de mi vista, bajo la mirada y leo: "Sistema en proceso de carga, tiempo restante: 07.12 min.".

Vaya, todavía está arrancando y no puedo utilizarlo. Dirijo mi mano hacia el bolsillo de mi cazadora, saco un gastado Clipper. Jugueteo con la rueda del mechero. Mis yemas se manchan con los restos de la piedra. 03:47 min. El arranque está resultando más breve de lo que había imaginado. Fijo la vista en el botón "CERRAR" y parpadeo. La pantalla se difumina, y sistema se suspende. Bueno, parece que esto no estará del todo mal.


Return

He decidido volver a casa, pues todavía estoy a tiempo de ver a mi hijo antes de que parta. En esta época del año, todos los menores de edad de la Celda están obligados a asistir, por lo menos durante quince días, a los Centros de Formación. En realidad se trata de unas zonas habilitadas fuera del Borde Exterior, en las que se imparten severas clases sobre ciudadanía; eso sí, todo por cuenta del Estado. A mí me recuerdan más a los campos de entrenamiento del ejército.

Como todavía no domino el funcionamiento del implante, no sé cómo realizar una llamada. Eso me desespera, por lo que acelero mis pasos en dirección a la estación de taxis. He de darme prisa o no llegaré a tiempo. Sin darme cuenta, me encuentro corriendo entre las pocas personas que a estas horas ocupan la calle. Poco a poco voy abandonando la zona comercial, una cuadra es lo único que me falta por recorrer.

La lluvia sigue cayendo; he hundido los zapatos en algún charco y siento los pies fríos. Giro una esquina apresuradamente y de golpe, todo se oscurece. Acabo de chocar contra un tipo de una gran estatura que se hallaba parado en la acera. La colisión imprevista me desplaza hacia atrás, empujado por efecto de la acción-reacción. Trastabilleo y finalmente caigo hacia atrás, dando con mi espalda en el suelo.

Levanto la vista y descubro que el obstáculo que me ha tumbado es un Controlador. No han pasado ni dos segundos, cuando siento que unas enormes manos me sujetan firmemente por los hombros y me elevan con brusquedad. Mi cara llega a la altura de su cabeza, que está cubierta por un casco negro. Me veo reflejado en su visera, que permanece cerrada. Tengo la respiración acelerada.

-Identifíquese por favor.- Una voz seca, surge a través de las finas ranuras del casco. -Deme su nombre y su ubicación fija en la Celda.
-Lo siento... yo... mi hijo...- Me he quedado de piedra. Mis palabras se atropellan en el cerebro, incapaces de llegar hasta la boca con coherencia. -Tengo prisa... un taxi...
-Tranquilícese y deme sus datos.- El Controlador me tiene cogido y aunque muevo las piernas, mis zapatos no alcanzan el suelo.
-No sé... el implante...- Finalmente callo y me quedo mirando mi rostro que sigue reflejándose en su cabeza.

El Controlador disminuye la fuerza de sus manos, las abre y me deja caer. Como ya he dicho, es un tipo enorme, como casi todos los de su oficio. Lleva uniforme de un estilo parecido al traje de campaña militar, pero de color oscuro, casi negro. Las rodilleras, así como los brazos, están acolchadas con refuerzos de tela semi rígida, supongo que para soportar todo tipo de situaciones de combate. Sus botas, relucientes, tienen un tamaño descomunal, y no quiero ni imaginarme aplastado bajo esas suelas.

Se lleva la mano a la cintura, donde se aloja el Identificador de Ciudadanos, un pequeño dispositivo cuyo objetivo es el de obtener los datos de cualquier persona. Lo coge y lo pone en funcionamiento, todo ello con mucha tranquilidad, como si no tuviera prisa. Una sensación de intranquilidad me invade y mi corazón se acelera. Es hora de salir corriendo.

Aprovecho el momento en el que el Controlador dirige su atención al Identificador para salir zumbando. Hago un giro brusco en la esquina y me pongo a correr. El Controlador me sigue, como era de esperar. Voy bajando por la calle, apartando a empujones a las pocas personas que salen a mi encuentro. Los latidos del pecho retumban en mi cabeza, como si mi corazón estuviera ubicado tras mis ojos. Oigo un estruendo tras de mí; ese tío ha disparado.

Mi espalda cruje, las piernas empiezan a pesar y la vista se me nubla, me doy cuenta de que estoy cayendo; todo empieza a oscurecer a mi alrededor.


Reset

Me despierto súbitamente. Estoy echado en el sofá del minúsculo apartamento, desconozco que hora es. Las imágenes de un viejo televisor iluminan la estancia. Por suerte, el sonido está apagado. Llevo la camisa empapada en una mezcla de sudor y Jack Daniel's. Me levanto pesadamente; el alcohol embota mis pensamientos. Alcanzo el mando a distancia y apago el televisor. A mis pies hay un vaso lleno de colillas, que se bañan en restos de whisky. La habitación está sucia. No, yo mejor diría que da asco.

Arrastro mis pies hasta el lavabo. Levanto la tapa del inodoro y mi cuerpo suelta una meada de antología. La cabeza me da vueltas, y me sorprende, ya que nunca había tenido problemas con el tío Jack. En otras ocasiones había alcanzado niveles de embriaguez increíbles, pero jamás me había levantado con esta sensación. Es como tener un pequeño taladro en la cabeza, con un zumbido débil, flojo, pero persistente, imparable, quizás eterno.

Rebusco en el armarito del lavabo, alguna pastilla para combatir este dolor. Entre cientos de medicamentos ya caducados hay una pequeña caja de Inmigran. Me trago una de golpe, esperando que el efecto sea lo más rápido posible. La acompaño con un sorbo de agua clorificada del grifo. Voy a meterme en la cama ya mismo, esto es insoportable.

El contestador automático se ha puesto en marcha. He oído el pitido en la lejanía, como si estuviera en otro mundo. Pero sólo está en la salita, dos paredes más allá de mi cama. Miro el reloj de la mesita; las once de la mañana. ¿Qué día es hoy? Creo que es jueves, pero no podría asegurarlo. El anti-migrañas se ha disuelto en la sangre pero la cabeza me sigue doliendo.

¿Qué es lo que ha pasado? Soñé que tenía mujer y un hijo. Incluso más: llegué a discutir con ella. Y lo peor, lo del implante. Un aparato alucinante que podía hacer lo mismo que mi viejo teléfono móvil. Increíble. El recuerdo del sueño se pierde en mi memoria. Necesito una ducha y un café bien cargado para ponerme las pilas.

El Panasonic se pone en marcha.- "Hola, has llamado a Jorge Blasco. Ahora no estoy, deja el mensaje".- La cinta se pone en marcha, dispuesta a grabar la llamada.
Hey tío, ¿dónde te has metido estos días?- Reconozco la voz de Ismael, un compañero de curro.- ¿No pensabas venir en toda la semana o qué? Yo de ti llamaría al despacho ya mismo. Gómez quiere echarte, no lo va a dudar ni un segundo como no aparezcas hoy.- Hay una breve pausa.- Bueno tronco, llama por lo menos.

La cinta deja de girar y el contestador enciende el piloto de llamada perdida. No puedo verlo, ya que todavía estoy tirado en la cama, hecho una piltrafa, pero puedo identificar todos los soniditos del aparato desde aquí. He de darme prisa o acabaré en la lista del paro. No puedo moverme, mis músculos no reaccionan. Siento como el corazón va disminuyendo lentamente su bombeo. Noto como la sangre se detiene en mis venas... Creo que voy a morir.


Off

Definitivamente, aún tenían que mejorar muchas cosas. La prueba había demostrado el fracaso del proyecto en su primera versión. Habían conseguido situar al tipo en un entorno hostil, diferente. Incluso el muy necio había llegado a creer que estaba casado. Pero el sujeto no había soportado la presión. Se había dejado cazar por un simple control de identidad. ¿Cómo iban a ejecutar misiones de infiltración, si eran incapaces de manipular completamente al personal enemigo?

Le quedaba el consuelo de que por lo menos no había sufrido ninguna baja entre su personal. Quedaban millones de civiles con los que poder experimentar. Tendría que seguir utilizando a ignorantes ciudadanos hasta conseguir el éxito del proyecto. Sería el peaje que deberían pagar, pero al final lo lograría, estaba seguro de ello.

El militar estampó un sello, cerró la carpeta y abrió otra. En rotulador rojo podía leerse "Pocket Brain v2.0".



Agosto 2002

La nostalgia y el camino.


Ha viajado muchos kilómetros para verla. Su corazón palpita con un ritmo casi olvidado en los meses que no supo nada de ella. Anhela sus ojos, su piel, y su boca, el perfume de su pelo.
Parado frente a la ventana, busca la familiar silueta que tantas veces le hizo soñar, mas solo encuentra un hombre abrazado a una mujer.
Se da la vuelta consternado, le espera un largo camino.

Comienzan los sueños del mono.


Hemos creado este blog entre unos amigos y yo, para expresar lo que llevamos dentro, contar nuestras historias en forma de pensamientos y micro-relatos.

Esperamos que si has llegado aquí, disfrutes.