jueves, 11 de noviembre de 2010

Pocket Brain 1.0 - 1/2



Init

Me dirigí al Expendedor, como venía haciendo los últimos meses. Es un local lúgubre situado en la zona Sur de la Celda. Allí se puede encontrar cualquier revista en formato descargable. Para todas las edades y de todos los géneros. El local tiene un tamaño de dos cubículos de los que se usan en los centros hospitalarios; boxes, creo que los llaman. Da igual, el caso es que me encuentro aquí adquiriendo el último número de mi revista predilecta.

Amazing Technologies es una publicación de tiraje medio, que se distribuye por casi toda la Celda. Descargo mi conectador y pago los 20 créditos. La tecnología es fantástica; en una sola jugada me han descontado el dinero de mi cuenta y al mismo tiempo me han cargado el módulo. Es un precio caro, pero aún puede ser más elevado si el soporte es papel impreso.

Empiezo a recorrer el contenido del ejemplar. Las páginas se desplazan por la pantalla del conectador. La versión on-line de Amazing Technologies se actualiza diariamente, pero el modo precarga no está nada mal, así que repaso las últimas noticias. Un tal Petrus habla del último dispositivo de comunicación personal. Examino el enlace y veo que el producto me interesa.



Trace

Las instalaciones de Pocket Brain están situadas fuera de la Celda, lejos de mi oficina. Para llegar allí necesito utilizar el tren subterráneo y luego, una vez en el Borde Exterior, coger un taxi. No hay problema, antes de salir recargaré la batería del conectador y en diez minutos podré largarme. Mientras, me enciendo un cigarrillo. Aprovecho mientras fumo para asomarme a la ventana. Como de costumbre, un día gris. Creo que acabará lloviendo, no me extrañaría nada.

Estoy en el cajero; hace falta pasta para moverse por la Celda. Hay un tipo delante que no acaba de aclararse con el teclado. Parece que tiene un problema con su detector táctil, claro que también puede ser que haya rebasado su límite de créditos y esté haciéndose el loco. No importa, esperaré a que termine. Empiezan a caer cuatro gotas. Ya lo decía yo, de ésta no nos libramos.

Bueno, ya tengo el conectador cargado y los créditos a punto, de forma que empiezo a bajar los escalones hacia la estación del tren. Paso por el Punto de Control; me cargan 1.2 créditos a mi cuenta. El conectador ha soltado un breve zumbido, las puertas se abren y obtengo acceso libre. El andén está a rebosar, y es que es la hora de comida. Todo el mundo abandona su puesto de trabajo. En esta Celda, los horarios son muy estrictos, pero he oído que en otras se permite comida en cualquier momento.

Subo a un vagón donde hay mucha gente. Tipos con auriculares y música estridente, ejecutivos con diarios electrónicos, mujeres de edad media de todo tipo, jóvenes estudiantes... No puedo sentarme, por lo que me apoyo en una barra y me entretengo con mi conectador mientras se suceden las estaciones. He de recorrer diecisiete, por lo que cada vez me acomodo más. Mientras, ordeno la agenda donde se acumulan nombres de personas ya olvidadas.

Salgo a la calle. Estoy en la estación Norte-Este, cerca del Borde Exterior. Localizo la estación de taxis sin dificultad, ya que un enorme neón amarillo sobre un tablón negro así lo anuncia. Me acerco tranquilamente, saco un cigarrillo y me dirijo a un tipo que está repantingado en un coche. Le indico mi destino y nos ponemos en marcha. "Tardaremos menos de diez minutos señor, pero no será barato, la tarifa en el Borde Exterior es más cara...", comenta el chofer en tono socarrón. Me quedo alucinado por el comentario y decido ignorarlo.



Break

El conectador suena, es una llamada que ahora no me apetece, pero debo contestar. Subo el volumen.

-¿Dónde estás? -oigo una voz femenina que reconozco, pero por suerte tengo el video jodido.
-Ya casi estoy llegando, no te preocupes.
-¿Que no me preocupe? Es hora de comida, ¿recuerdas?
-Lo sé... estaré ahí pronto.
-Más te vale o nos caerá otra Sanción. ¡Y ya llevamos dos!
-Tranquila, he tenido un problema con el conectador... -miento descaradamente.
-¿Cómo?.... ¿un problema? -su voz suena entrecortada- ¿Qué clase de problema?
-No pasa nada, ya está arreglado.
-¿Arreglado dices? ¿Qué ha pasado? -ella insiste.
-Olvídalo, un fallo del sistema. Se desconectó a media mañana.
-Mira, no sé que pretendes, pero creo que deberíamos hablar.
-Luego nos vemos... ahora no puedo. -Balbuceo, y ella se da cuenta.
-¿Dónde estás?
-Viniendo, ya te lo he dicho.
-No tardes, o no llegarás a tiempo.
-Siiiii, no hay ningún problema.
-¿De acuerdo?
-Si, bueno.... mmmm, hasta ahora. -Empiezo a mosquearme con su tono.
-¡Espera! No cuelgues.
-Diiiiime.
-Procura darte prisa o no podrás ver al niño, recuerda que hoy sale hacia el Borde Exterior.
-De acuerdo.
-¡Oye! Me tienes preocupada.
-Nena, yo....
-¿Si?
-Nada, en seguida me reúno con vosotros...

De forma súbita corto la comunicación y el display parpadea. La llamada ha sido rastreada, y lo más seguro es que ella sepa mi verdadera posición en la Celda. Reviso mis citas en el conectador; la excursión de mi hijo ya estaba anotada.



Login

Por fin llegamos; hemos hecho el recorrido al ritmo de una emisora de noticias. Me encuentro en Colina Verde, un sector de carácter comercial. Cientos de locales se amontonan en otras tantas calles, en una disposición cuadriculada, todas ordenadas por especialidades. Le paso el conectador al taxista, pero parece que su lector se niega a reconocer mi código. Se pone nervioso y al final tengo que pagarle con una T.C.O. (Transferencia de Crédito Oficial). Ya verás cuando me lleguen los intereses. Le agradezco el trato con un portazo y me alejo mientras el hombre se queda gritando dentro del vehículo.

He tenido que preguntarle a un tipo con bigote y cara de cabreo, dónde está la dirección. Sólo estoy a dos cuadras. Me voy acercando tranquilamente mientras miro escaparates. Estoy en la Avenida de la Medicina, por lo que las tiendas muestran dispositivos híbridos de toda clase. Todo un mercado cyborg para cualquier Frankenstein de poca monta. Paseo por las calles hasta que encuentro lo que busco.

Llamo al timbre y el pequeño monitor empotrado en la pared se ilumina. Una cara amable solicita mi acceso y enchufo el conectador al terminal. La puerta se abre y accedo a un vestíbulo enorme, de forma circular. Unas columnas gigantescas, son el nexo entre el suelo y el techo del la sala. Cuento hasta doce enormes moles que la rodean. El suelo, de mármol gris claro reluciente, parece recién encerado. Una señorita sonriente con uniforme se me acerca.


Reboot

Mis ojos empiezan a acostumbrarse a la iluminación del cubículo. Las sombras retroceden y el velo de la oscuridad que cubre mis pupilas se desvanece. Poco a poco voy tomando consciencia de mi situación. Estoy tumbado en una camilla, la habitación no es muy grande y en un rincón hay una silla con mi ropa.

Giro la cabeza mientras levanto el brazo izquierdo en busca de mi conectador, pero descubro que ya no lo llevo. Empiezo a ponerme nervioso. ¿Qué hora será? ¿Cuánto tiempo ha pasado? Me incorporo y descubro un folleto a mis pies. Lo recojo y lo examino fascinado. Es de papel no sintético, de auténtica celulosa natural. Hacía mucho que no veía algo similar y empiezo a leerlo.

En letras doradas figura un grabado: "Pocket Brain, la solución del futuro, ahora". En la portada aparece una mujer sonriente, con un vestido largo de gasa, tumbada en una hamaca frente al mar. Tiene los brazos extendidos hacia adelante, en una postura que a cualquiera le podría parecer que está abrazando un amante invisible.

Miro la fotografía con detalle y descubro que no es más que un montaje barato; la mujer es de verdad, pero la imagen del océano está extraída de alguna colección de la Red. Me fijo en sus ojos ya que sus pupilas me parecen muy dilatadas.

-¿Cómo she encuentra messhie? -Una voz áspera me espeta a mi espalda. No me he dado cuenta de que un tipo ha entrado.- ¿She shiente mareado messhie?
-No... bueno... digamos que... -Me doy la vuelta lentamente mientras respondo. -Si... no... desorientado.
-Tranquiliceshe, en pocosh minutosh she acoshtumbrará, esh normal.
-¿Cuanto rato llevo aquí?
-Ah, puesh como unosh quince minutosh. Messhie, tenga en cuenta todo el procesho de pre-inshtalación.

Me quedo mirando fijamente al hombre, con semblante pasmado. Es un personaje alto, bien vestido. El traje denota elegancia y poder, pues parece de seda natural. Su piel es morena, con el pelo rizado y la tez oscura. Levanto la vista y mis ojos se clavan en los de él. Definitivamente no me gusta su aspecto y su forma de hablar arrastrando las eses me pone aún más nervioso.

-¿Puedo irme? -Pregunto muy rápidamente, pues tengo ganas de salir de aquí.
-Neceshitaríamos que firmara un pequeño impresho y formalizara el pago del implante. Por shupueshto messhie, puede llevarshe el folleto que tiene en shu mano, esh shuyo. Pero por favor, vishtashe primero. -Levanta el brazo y me indica la esquina donde está la silla con mi ropa.
-De acuerdo. -No aguanto ni un minuto más el seseo de este tío, y aún menos sus "messies".
-Le eshperamos fuera. -La puerta se cierra a sus espaldas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario