miércoles, 17 de noviembre de 2010

Escombros.


En aquel pequeño parque era difícil no tropezarse.
La lectura empezó a ser incomprensible, cuando sus mentes prestaban más atención a sus movimientos…
El parque empezó a tener otros colores, no había momento ni tiempo, la lectura quedó en un segundo plano y dejó paso a largas conversaciones…
Día tras día cedieron sitio a un millón de mariposas que empezaron a anidar sus cuerpos.
El viento les trajo un suave olor a tierra mojada… y una nube gris que no olvidará jamás invadió su espacio… entre lágrimas él confesó su próxima boda…
Como surgida de la nada… una gigantesca bola de demolición rozó sus cabezas… esperó el milagro.
El dijo si, y dejó tras él un montón de escombros.


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